En la industria actual, proteger a tu equipo es una cuestión estratégica; es necesario garantizar la continuidad del negocio, velar por la reputación de la empresa y evitar costes que pueden poner en riesgo la rentabilidad. No obstante, los métodos tradicionales de prevención, por efectivos que hayan sido, ya no pueden abarcar todas las situaciones y escenarios posibles en entornos productivos cada vez más complejos. La Inteligencia Artificial se está convirtiendo en una herramienta clave cuando se trata de cubrir este vacío, permitiendo evolucionar hacia un modelo donde actuemos de forma anticipada a los escenarios del entorno productivo.
La dificultad de garantizar la seguridad en entornos productivos complejos
Los números confirman que el riesgo existe, y no es algo que debamos pasar por alto. En 2023, España registró más de 500.000 accidentes laborales con baja médica durante la jornada de trabajo. Se estima que el índice general de incidencia durante ese año fue algo superior a los 2.800 accidentes por cada 100.000 trabajadores, pero la industria, y especialmente las plantas de producción, presentan cifras mucho más elevadas. Si nos vamos a sectores como la fabricación de productos metálicos, el índice asciende a más de 8.000, o lo que es lo mismo, casi triplicar la media nacional.
En la práctica, estos datos representan incidentes concretos que pueden ocurrir a diario: por ejemplo, sobresfuerzos físicos al manipular cargas, golpes contra objetos, choques con maquinaria móvil, e incluso caídas. Si bien podríamos pensar que estos incidentes no parecen graves, lo cierto es que representan fallos de control que podrían haberse evitado con un seguimiento más preciso. El verdadero desafía surge de la dificultad de garantizar que se cumplan en todo momento (y en cualquier punto de las plantas) los protocolos y normativas de seguridad establecidos.
En los incidentes más graves, el impacto humano que se genera puede afectar a la empresa, incluyendo la pérdida de salud, el tiempo de recuperación necesario, y el estrés que se manifiesta en los equipos y las familias de los afectados. Estos indicentes también causan un fuerte impacto económico, ya que cada accidente con baja supone para la empresa un gasto considerable.
El punto más débil de la seguridad clásica
Los equipos de Prevención de Riesgos Laborales realizan una labor esencial y, en muchos casos, admirable. Sin embargo, debemos tener en cuenta que existen ciertas limitaciones que no dependen de su capacidad ni de su compromiso. Un supervisor no puede estar presente en todas las zonas a la vez, y cualquier observación humana, por muy profesional que sea, siempre está sujeta a cierto grado de subjetividad.
El modelo tradicional se basa en actuar después del accidente, recopilando datos para evitar que se repita. Aunque esta estrategia ha permitido aprender de errores pasados, su principal debilidad es evidente: siempre llega tarde. La Inteligencia Artificial, en cambio, abre la puerta a un plan de seguimiento constante, objetivo y sin interrupciones, capaz de identificar patrones de riesgo antes de que se materialicen en un accidente.

Esta capacidad para anticiparse cambia por completo la lógica de la seguridad industrial, pudiendo detectar, por ejemplo, la ausencia de un equipo de protección en los profesionales, un acceso indebido a áreas peligrosas, o comportamientos varios que, estadísticamente, suelen predecer a un accidente.
España como entorno favorable para la adopción de Inteligencia Artificial
Un dato interesante es que más de tres cuartas partes de los profesionales en España ya utiliza Inteligencia Artificial en su trabajo, situándo al país como líder en adopción dentro de Europa. Esto nos deja preparado el terreno para integrar soluciones más avanzadas en un entorno laboral donde, más que nunca, debemos orientar a las personas hacia objetivos claros, medibles y alineados con la estrategia de su empresa.
En materia de seguridad, esa orientación implica diseñar sistemas que, además de recopilar información, sean capaces de procesarla en tiempo real y generar alertas automáticas. Lo que realmente importa es tener la capacidad de convertir los datos en decisiones rápidas y eficaces que prioricen la seguridad de los trabajadores.

Los sistemas de IA basados en visión artificial pueden integrarse con las cámaras de seguridad que ya existen en una planta. Una vez configurados y puestos en producción, son capaces de identificar si, por ejemplo, un trabajador no lleva casco en una zona obligatoria, si alguien cruza el perímetro de operación de un robot, o si un vehículo industrial circula demasiado cerca de una persona.
La supervisión que se logra con la Inteligencia Artificial es continua y no se ve afectada por el cansancio, las distracciones o los cambios de turno. La información que se obtiene, por su parte, siempre se envía al equipo de seguridad en tiempo real, de forma que pueda estar al tanto de lo que sucede en la planta y, sobre todo, que tenga la posibilidad de actuar cuando se vea algún comportamiento inadecuado. Algunas empresas que ya han implantado este tipo de sistemas comentan haber reducido el número de incidentes en cuestión de meses, y han podido justificar la inversión en términos de seguridad, y mejora de procesos internos.
Cómo la Inteligencia Artificial fortalece la resiliencia y la posición competitiva de tu empresa
Además de cubrir la cuestión de evitar los accidentes, el análisis de los datos recogidos por parte de la Inteligencia Artificial también ofrece información valiosa a la empresa sobre el uso de maquinaria, la eficiencia de los flujos de trabajo y las zonas de mayor riesgo operativo, permitiendo optimizar procesos, redistribuir recursos y mejorar la productividad general de la planta.
Además, algo muy a tener en cuenta es que la Ley de IA de la Unión Europea clasifica este tipo de sistemas como de “alto riesgo”, por lo que están sujetos a estrictas revisiones de calidad de datos, supervisión humana y transparencia. Cumplir con estas exigencias desde el inicio proyecta una imagen de responsabilidad y compromiso que puede ser decisiva para competir en los mercados actuales, cada vez más exigentes.

En otras palabras, la Inteligencia Artificial aplicada a la seguridad es una inversión que fortalece la resiliencia de la empresa. Permite reducir el número de incidentes, ahorrar costes directos e indirectos ocasionados por posibles bajas, optimizar operaciones y, en última instancia, reforzar la posición competitiva de la organización.




